lunes, 1 de junio de 2015

Solo sé que nada sé y el efecto Dunning-Kruger.


Apología de Sócrates” de Platón, se le atribuye la frase: "Solo sé que nada sé" y se refiere a que admitir la ignorancia es un punto de partida para el conocimiento.

El Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un efecto de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, incorrectamente midiendo su habilidad por encima de lo real.

Este sesgo, es atribuido a una inhabilidad meta-cognitiva del sujeto de reconocer su propia ineptitud. Debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza, ya que los individuos competentes asumen, falsamente, que otros tienen una capacidad o conocimiento equivalente al suyo.
Efecto Dunning-Kruger, es un fenómeno fue demostrado en una serie de experimentos realizados por Justin Kruger y David Dunning, de la Universidad de Cornell (Nueva York, EE. UU.). Sus resultados fueron publicados en el Journal of Personality and Social Psychology de diciembre de 1999.
En relación a ella, David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell concluyeron:
«Esa incompetencia les impide a su vez darse cuenta de la ausencia de esa habilidad en ellos mismos así como reconocerla en otros individuos.».

Las investigaciones confirman que el patrón de persona “incompetente e inconsciente de su incompetencia” se replica en situaciones de la vida real, no sólo en pruebas abstractas de laboratorio”.
“Uno de los dramas de nuestro tiempo está en que aquellos que sienten que tienen la razón son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la que más duda y más insegura se siente”. Bertrand Russel.

Kruger y Dunning investigaron cierto número de estudios previos que tendían a sugerir que en diversas habilidades como la comprensión lectora, conducción de vehículos de motor, y juegos como el ajedrez o el tenis, “la ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento” (como dijo Charles Darwin). Su hipótesis es que, en una habilidad típica que los humanos poseen en mayor o menor grado:
Los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad.
Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros.
Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia.
Si pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa.
En el momento en que tengas cerca de ti a una persona que vulnera tu integridad y tu equilibrio personal con esta distorsión cognitiva, hemos de considerar su influencia claramente dañina.
Pensemos por ejemplo en esos directivos de empresa que presumen de sus capacidades organizativas, cuando en realidad, no solo atacan los derechos de sus trabajadores, sino que su proyecto de negocio es incapaz de mantenerse por su clara ineptitud como profesional. Busquemos ahora otro ejemplo, aún más cercano y problemático. La educación de los niños.
En ocasiones vemos a padres y madres claramente dañinos, personas incompetentes para criar a sus hijos. Sin embargo, no dejan de expresar “lo buenos padres que son”.Progenitores que pueden confundir el ofrecer toda clase de caprichos a sus hijos como ejemplo de “ser buen padre”. Modelos permisivos que generan una clara inestabilidad e inmadurez en los más pequeños. Seguro que lo has visto alguna vez.
Este comportamiento es en realidad un sesgo cognitivo. Ahí donde la persona tiene una imagen de sí misma completamente errónea. Una persona que no es eficaz en lo que hace, que no tiene conocimientos, que comete errores, o que sencillamente no es apto para lo que quiere “vendernos”… Y sin embargo, gusta de exaltar sus virtudes. A este sesgo se le conoce también como “efecto Dunning-Kruger”.


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