En el valle de Teimareh, en los Montes Zagros de Irán, abundan estos petroglifos tallados en la roca.
Grabados por artistas de una época prehistórica, seguramente cuentan una historia de cazadores y de animales que vivían en este valle del Medio Oriente hace 6.000 años o más. Por encima, en el cielo nocturno están los rastros de estrellas grabados debido a la rotación del planeta Tierra durante una larga exposición de una cámara digital moderna. A la izquierda, el centro de los rastros estelares es el Polo Norte celeste (PNC), o sea, la extensión del eje de la Tierra al espacio, con Polaris, la estrella del Norte , que deja el rastro corto, brillante y rechoncho más cercano al PNC.
Cuando se tallaron estos petroglifos, la Polaris trazaba un arco más largo sobre el cielo nocturno. Como el eje de rotación terrestre precesa y se balancea como una peonza, hace 6.000 años el PNC se encontraba en los límites de las constelaciones Draco y Ursa Major, a unos 30 grados de su ubicación actual en el cielo del planeta Tierra .