Sucedio que el 23 de enero de 1968, cuando las fuerzas navales y aéreas de Corea del Norte atacaron a un solitario buque de vigilancia de comunicaciones de EE.UU, el USS Pueblo, que se encontraba en aguas internacionales frente a sus costas en una misión de rutina para recoger transmisiones comunistas del bloque.
Se trataba del primer buque de la Armada de EE.UU. que era secuestrado en alta mar por una fuerza militar extranjera en más de 150 años. Y Corea del Norte no dudó en utilizar a la cautiva tripulación como poderosa arma de propaganda, un tiro que le salió por la culata.
Superados en número y armas, el USS Pueblo fue abordado y remolcado a un puerto de Corea del Norte, donde los 82 miembros de la tripulación quedaron prisioneros. A la manera típica de la época, los captores maltrataron a los marineros en un intento de conseguir que condenaran a los EE.UU. y alabaran al régimen que gobernaba ese país.
Pero cuando los norcoreanos no pudieron, ni a golpes, conseguir una sola declaración en contra de los EE.UU, decidieron publicar varias fotos como ejemplo del supuesto buen trato que les daban, para intentar mostrar una tripulación feliz disfrutando de su estancia en la utopía comunista de Corea del Norte.
Sin embargo, en una inspección más cercana de muchas de estas fotos, se notaba que las manos de los marineros estaban cuidadosamente dobladas de tal manera que se viera de manera sutil “el dedo”, el digitus impudicus (dedo insolente) de los romanos,
Los norcoreanos no entendían este gesto extraño para ellos, así que cuando preguntaron que significaba los marineros les dijeron que era el “saludo hawaiano de la buena suerte”, explicación que los norcoreanos aceptaron dejándoles posar así para varias fotos más.
Una de estas fotografías apareció en la revista TIME en octubre de 1968, con un pie que elogiaba a la tripulación por su coraje y explicaba el verdadero simbolismo del dedo. Cuando este número de la revista llegó a Corea del Norte, los captores se dieron cuenta que habían hecho el ridículo y que su truco de propaganda les había salido totalmente al revés, reaccionando con ira y violencia, mientras sometían a los marineros a varios días de continuadas palizas.
Ahora en vez de información, los norcoreanos querían saber todos los dobles sentidos y el lenguaje coloquial que habían utilizado en las fotos tomadas durante los casi 11 meses que habían estado en cautiverio. “Fue realmente un castigo brutal” afirma el teniente Schmacher, uno de los implicados en el “asunto del dedo”, que se explica con todo lujo de detalles en esta web-homenaje sobre el incidente.
Finalmente, en diciembre de 1968, los Estados Unidos reconocieron por escrito que el buque estaba espiando en aguas de Corea del Norte; y pidieron públicamente disculpas, prometiendo no espiar a Corea del Norte en el futuro. Una vez que se recibió este documento, los norcoreanos liberaron a la tripulación del USS Pueblo en el Puente de Panmunjom, en la frontera de las dos Coreas.
Pero antes de irse, los marineros tenían guardado un último acto de desafío.
Cuando los coreanos ordenaron al jefe de la tripulación, el comandante Lloyd M. Bucher, leer en inglés por los altavoces un mensaje de agradecimiento a sus captores, para que todo el mundo lo escuchara, en él resulta que había escrita una palabra que se traduce como “alabar” (“to praise”) en el diccionario coreano-inglés, pero que el comandante pronunció deliberadamente como ”mearse en” (“to pee on”), por lo que también se despidieron del país sutilmente haciéndose pis en la marina de guerra de Corea del Norte y, sobre todo, en su líder Kim II-Sung.
Muchos de los miembros de la tripulación de este buque todavía sobreviven hoy en día, aunque el comandante Bucher murió en 2004, debido en parte a las lesiones sufridas durante su cautiverio. La Asociación de Veteranos mantiene un sitio web que comparte las vivencias personales de muchos de los que sufrieron las torturas.
A día de hoy, el USS Pueblo se mantiene en la capital norcoreana, Pyongyang, en el Río Taedong, donde se utiliza como icono para formar políticamente a las juventudes comunistas norcoreanas,
Ahora en vez de información, los norcoreanos querían saber todos los dobles sentidos y el lenguaje coloquial que habían utilizado en las fotos tomadas durante los casi 11 meses que habían estado en cautiverio. “Fue realmente un castigo brutal” afirma el teniente Schmacher, uno de los implicados en el “asunto del dedo”, que se explica con todo lujo de detalles en esta web-homenaje sobre el incidente.
Finalmente, en diciembre de 1968, los Estados Unidos reconocieron por escrito que el buque estaba espiando en aguas de Corea del Norte; y pidieron públicamente disculpas, prometiendo no espiar a Corea del Norte en el futuro. Una vez que se recibió este documento, los norcoreanos liberaron a la tripulación del USS Pueblo en el Puente de Panmunjom, en la frontera de las dos Coreas.
Pero antes de irse, los marineros tenían guardado un último acto de desafío.
Cuando los coreanos ordenaron al jefe de la tripulación, el comandante Lloyd M. Bucher, leer en inglés por los altavoces un mensaje de agradecimiento a sus captores, para que todo el mundo lo escuchara, en él resulta que había escrita una palabra que se traduce como “alabar” (“to praise”) en el diccionario coreano-inglés, pero que el comandante pronunció deliberadamente como ”mearse en” (“to pee on”), por lo que también se despidieron del país sutilmente haciéndose pis en la marina de guerra de Corea del Norte y, sobre todo, en su líder Kim II-Sung.
Muchos de los miembros de la tripulación de este buque todavía sobreviven hoy en día, aunque el comandante Bucher murió en 2004, debido en parte a las lesiones sufridas durante su cautiverio. La Asociación de Veteranos mantiene un sitio web que comparte las vivencias personales de muchos de los que sufrieron las torturas.
A día de hoy, el USS Pueblo se mantiene en la capital norcoreana, Pyongyang, en el Río Taedong, donde se utiliza como icono para formar políticamente a las juventudes comunistas norcoreanas,