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lunes, 24 de octubre de 2011

Fotografías sorprendentes del Planeta Marte


La misión del Mars Reconnnaissance Orbiter nos está dejando algunas de las más increíbles imágenes astronómicas captadas por una sonda. Junto a la Cassini en Saturno, el MRO en Marte está siendo decisivo a la hora de ampliar conocimientos de nuestros vecinos en el sistema solar.
Cañón marciano

¿Eso son árboles?
No, se trata de una ilusión óptica. Las líneas oscuras son bandas que se forman en las zonas de “frenado” de las dunas. Todo el Polo Norte marciano está circundado por estas acumulaciones de arena, cubiertas de hidróxido de carbono helado. Cuando el sol las calienta, este pasa directamente a estado gaseoso y suelta granos de material basáltico, más oscuro, que se van deslizando ladera abajo. En su camino forman las manchas de la imagen y tiñen los topes escalonados de las dunas. Cada línea de esas escaleras mide unos 50 metros.


Sugerentes rastros se intersectan y quedan impresos sobre las dunas de arena, simulando un elegante tatuaje sobre una extraña piel femenina, quizá de una elusiva geisha.
Como un diagrama analógico del gnosis celular en nuestro planeta, la erosión de este valle poligonal ha dado forma a micro orgánicos montículos de hielo residual.



Entre un largo valle minimalista de escamas aparece un crater como elemento de discorde rebeldía.


Texturas hiperdinámicas que recubren, como si se tratará de un código generado por inteligencias inexplicables para el ser humano, las dunas de abalón Undae. El color azul de las formaciones arenosas se debe al alto nivel de basalto en su composición mineral.



Como un ojo al cielo, que es el suelo, el cráter Victoria se desmarca del valle conocido como Meridiani Planum. Con un diámetro de 800 metros, el cráter se encuentra recubierto rocas sedimentarias que transmutan en cuerpos extraños tras un contacto milenario con el agua.



La simplista y paralela elegancia de este patrón que reviste el Polo Sur de Marte es inobjetable.



Una duna marciana en todo su esplendor cenital. La imagen, extraña pero seductora, recuerda a ciertas formaciones del mercurio líquido que conocemos en la tierra pero a la vez pareciera recubierta por una misteriosa textura de piel casí humana.



Una elegante analogía del pulso generado por el encuentro entre dos fuerzas opuestas, el filo de este cráter de 6 km de diámetro, ubicado en el hemisferio sureño de Marte, se presenta como una especie de interpretación mineral del mítico ying yang (sol/luna – activo/pasivo – dar/contener).


Es la región polar al norte de Marte la que nos regala estas dunas configuradas en patrones que simulan el eco de una inscripción indescifrable.


Es el suelo extrañando una fomación superior de nubes que nunca existió. Dunas escalopadas que galopan el hemisferio sur del planeta rojo. El movimiento cristalizado en un instante.


Como el ojo, así el ombligo. Esta arquetípica figura corresponde a un pequeño crater, producto de un impacto relativamente reciente, que se ubica en los depositos de la región sureña de Marte.



Las dunas del cráter Russel son sin duda algunas de las formaciones más delicadas dentro del paisaje marciano.


La convivencia entre el dióxido de carbono helado y los sedimentos característicos de los valles en Marte invocan una especie de mapa genético a través del cual un planeta se auto diseña.