Todo es relativo. Hoy nuestros hijos tienen abundancia de juguetes, gracias a la gran cantidad de productos que llegan de China. Uno puede, por supuesto recordar la propia infancia. Esa en la que cualquier cosa se convertía en tu juguete. Para los niños de los barrios pobres de África, incluso un pedazo rasgado de espuma es un gran juguete. Un casete o el cuerpo de la vieja grabadora de cinta - un verdadero tesoro.