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lunes, 15 de junio de 2015

Los religiosos cristianos que se negaron al lujo y la riqueza de la iglesia y fueron perseguidos con crueldad.



A lo largo de la historia, muchas veces hubo varias sectas religiosas que se negaron al lujo y la riqueza de la iglesia y trataron de llevar el cristianismo con simplicidad apostólica. Uno de esas sectas fueron los Fraticelli (Hermanos pobre vida). Fueron perseguidos con crueldad especial y fueron quemados en la hoguera.
Los franciscanos espirituales fueron un movimiento dentro de la orden franciscana que defendía la más integral, celosa, rígida y espiritual observancia de la Regla y del Testamento de san Francisco de Asís. En las fuentes medievales se llaman también fratres zelantes, fratres pauperes, pauperes eremitae y otros. Surgieron poco después de la muerte de san Buenaventura en 1274 y fueron condenados en 1318 por Juan XXII. Después de la condena tuvieron suertes diversas: unos se sometieron, otros formaron una nueva fundación que tuvo por jefe a Angelo da Clareno, y otros se pasaron a los rebeldes fraticelli. Hasta 1318 los tres focos de los espirituales fueron Las Marcas y Toscana en Italia, Provenza en Francia y el reino de Aragón en España.
El conflicto conllevó la separación de la primera orden franciscana en dos grupos, los franciscanos conventuales y los franciscanos de la observancia.
El conflicto entre los espirituales, los conventuales y los fraticelli actúa como argumento de fondo de la novela El nombre de la rosa, de Umberto Eco.

Con el nombre de fraticelli se conoce a un amplio grupo de herejes de la Edad Media tardía (1300-1500) que deben su origen a los franciscanos espirituales que se rebelaron contra las disposiciones y declaraciones del papa Juan XXII referentes a la pobreza franciscana. Hay que distinguirlos de los espirituales, que les precedieron hasta 1318, aunque tuvieran ideas comunes. La diferenciación entre los últimos espirituales, los fraticelli y otros grupos de herejes es difícil, pues se relacionaron, aunque organizativamente no estuvieran conectados entre ellos, con los apostólicos, los miguelistas, los begardos, las beguinas, los dulcinistas, los joaquinitas y los fratres de opinione.
En parte emparentados con los franciscanos espirituales, los fraticelli llevaron sus ideas hasta el extremo, especialmente las referentes a la pobreza, la absoluta intangibilidad de la Regla de la primera orden franciscana, siguiendo además las ideas joaquinistas. Por influjo de los neomaniqueos, los fraticelli aceptaron la idea de las dos Iglesias, una espiritual y otra carnal (ésta sería la romana, jerárquica y jurídica), llegando a negar la validez de los sacramentos, a causa de su elemento material y porque se administraban por clero ilegítimo (autorizado por la jerarquía «romana»). Finalmente, adoptaron, por lo menos algunos, aberraciones morales en materia de castidad.
Se difundieron bastante en Italia, de donde pasaron, perseguidos por la Inquisición, a Cataluña, Grecia y Persia. En el siglo XV se aliaron también con los husitas bohemos. Trabajaron y escribieron contra ellos, a menudo por autorización pontificia, Andrea Ricci de Florencia, Juan de Capistrano, Giacomo de la Marca, Antonino de Florencia y Giovanni de Celle.