Los animales salvajes hambrientos pueden traer muchos problemas a los aldeanos, pero no a los agricultores chinos. Un hambriento Lobo entró en la aldea Saingpan, provincia de Yunnan, a cazar cualquier cosa que se pudiera comer, pero al final se convirtió en un manjar para los aldeanos. De los cincuenta aldeanos que participaron en la cacería, se atrevieron a probar la carne solamente 30. Pero quienes probaron dijeron que el sabor era muy especial.