Pages

lunes, 25 de abril de 2016

Lo mas prometedor en la lucha contra el cáncer es el Brocoli.


El brócoli, las coles de Bruselas, berros, coliflor o lombarda en Italia y Grecia y el wasabi en Japón,  Son brasicáceas.

Las brasicáceas poseen un alto contenido en isotiocianatos, uno de los compuestos químicos responsables del sabor y aroma típicos de las brasicáceas y que son utilizados por las plantas como agentes disuasorios de herbívoros (todos sabemos a qué huelen la coliflor o las coles de bruselas y también hemos experimentado alguna vez el picor de la mostaza o el wasabi).

Estos isotiocianatos no son producidos directamente por la planta, sino que son el resultado de la acción de una enzima llamada mirosinasa sobre unos derivados de azúcares que se llaman glucosinolatos. Los vegetales guardan en vesículas separadas glucosinolatos y mirosinasa y cuando sufren algún daño, como por ejemplo la mordedura de algún depredador, dichas vesículas se rompen poniendo en contacto a enzima y sustrato para sintetizar el isotiocianato.


Uno de los isotiocianatos más importantes es el sulforafano (SFN), que se encuentra en grandes cantidades en el brócoli. Considerado por el Instituto Nacional del Cáncer de los EEUU como uno de los cuarenta agentes anticancerosos más prometedores, el SFN es actualmente el mayor inductor de origen natural de las enzimas que protegen a nuestro organismo de los radicales libres, inhibe a otras que tras metabolizar ciertos compuestos que ingerimos o respiramos dan lugar a carcinógenos y además es uno de los agentes epigenéticos con mayor proyección en el tratamiento de múltiples enfermedades.
Al SFN y a sus análogos se le atribuyen infinidad de propiedades preventivas y curativas: además de prevenir la enfermedad de Parkinson, proteger frente a la radiación ultravioleta, el asma, la rinitis alérgica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, tienen propiedades antimicrobianas y antianémicas. Por otro lado esta molécula y alguno de sus análogos son capaces tanto de prevenir como de curar diferentes tipos de cáncer como el de pecho, piel, próstata, colon, cáncer gástrico y cáncer hepático, entre otros. Recientemente, el SFN ha abierto las puertas de un futuro muy esperanzador para el tratamiento de enfermedades raras como el autismo y el síndrome de progeria de Hutchinson Gilford.

A pesar de los grandes beneficios que el SFN aporta a la salud, uno de los mayores inconvenientes que nos encontramos en su aplicación es que este isotiocianato es susceptible de ser degradado por acción del oxígeno, el calor y las condiciones alcalinas, lo que hace verdaderamente difícil para la industria farmacéutica la producción y distribución de SFN.

Debido a ello, por el momento no existe ningún medicamento formulado con este principio activo aunque hay que resaltar que, recientemente, investigadores de la Universidad de Sevilla en colaboración con el CSIC han conseguido crear un sistema de estabilización del SFN así como sintetizar nuevos análogos más activos cuya patente ha sido vendida a la empresa británica Evgen Pharma, quienes actualmente están trabajando en el desarrollo de un fármaco basado en sulforafano para el tratamiento de distintos tipos de cáncer como el de mama o próstata.





via:adictmente