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miércoles, 6 de abril de 2016

Sober Sue - la mujer que nada podía hacerla sonreír.

Oscar Hammerstein era un famoso empresario de espectáculos de principios del siglo XX al que le gustaba codearse con la flor y nata de la alta sociedad.
Continuamente invertía en nuevos espectáculos, locales y artistas para atraer al mayor número de público posible.
Había adquirido en Broadway el Victoria Theatre, un local donde programaba espectáculos de vodevil. 
El verano de 1908 dieron en el clavo y consiguieron reunir cada noche sobre el escenario a los mejores cómicos del momento.
En el Hammerstein’s Roof Garden, William colocó un anuncio en el que decía que pagaría la nada despreciable suma de 1.000 dólares a aquel cómico de Nueva York que fuese capaz de hacer sonreír a una mujer llamada Sober Sue. Solo pedía que le arrancasen una sonrisa… ni tan siquiera una carcajada.
Sober Sue, cuyo verdadero nombre era Susan Kelly había nacido en Filadelfia y tenía un aspecto tremendamente serio. William Hammerstein la contrató, a razón de 20 dólares semanales, simplemente para estar sentada junto al escenario y evitar sonreír mientras los cómicos contaban sus chistes función tras función.
Y así lo hacía. Noche tras noche, las colas de cómicos, comediantes, actores e incluso personas particulares que querían hacer sonreír a Sober Sue y embolsarse los 1.000 dólares eran interminables.
Sobre el escenario cada velada actuaban un buen número de artistas y la sala se abarrotaba hasta los topes de un público deseoso de ver actuar a los mejores profesionales del humor por el precio de una entrada barata.
Con el tiempo se descubrió el engaño y la razón por la cual ninguno, de las docenas de artistas que pasaron por el escenario del Hammerstein’s Roof Garden, había conseguido ni una simple sonrisa de Sober Sue… el motivo: una parálisis facial conocida como síndrome de Möbius que le afectaba la musculatura de la mandíbula y provocaba que ésta no pudiese gesticular sonrisa alguna. Un juez de la Corte Suprema de Nueva York dictó una orden prohibiendo dicha actuación.
Tras este engaño también se encontraba Harry Reichenbach un agente de prensa y publicista (por entonces desconocido) que fue el que puso en contacto a Susan Kelly (Sober Sue) y los Hammerstein.