Pages

miércoles, 11 de mayo de 2016

La capitulación de Alemania



El acto de entrega incondicional de la Alemania nazi fue firmado en la ciudad francesa de Reims 7 de mayo 1945.
A las 02:41 de la mañana del 7 de mayo de 1945, en los cuarteles de la SHAEF en Reims, Francia, el Jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas ante los Aliados. Esta incluía la frase «todas las fuerzas bajo el mando alemán cesarán las operaciones activas a las 23:01 horas, hora de Europa Central, el 8 de mayo de 1945». Tales palabras no hacían diferenciación entre las fuerzas de la Wehrmacht que luchaban contra los aliados occidentales o contra los soviéticos, por lo cual se infería tácitamente que ponía fin a toda resistencia alemana dondequiera que la hubiera.

Cuando la Stavka soviética se enteró de la rendición firmada sólo ante británicos y estadounidenses en Reims, exigió que el comando supremo de la Wehrmacht también capitulara ante el Ejército Rojo, alegando que una rendición «parcial» dejaba a las tropas alemanas en libertad para seguir luchando contra las fuerzas soviéticas. El gobierno soviético apreciaba también el sentido histórico del momento y exigió que se «ratificara» la rendición de Reims ante el estado mayor del Ejército Rojo. Precisamente al día siguiente, poco antes de la medianoche, los máximos jefes de la Wehrmacht fueron llevados a Berlín, liderados por el general Wilhelm Keitel, donde en la noche del 8 de mayo firmaron un documento similar en el cuartel general soviético situado en la localidad de Karlshorst (un suburbio de Berlín), rindiéndose explícitamente ante la Unión Soviética, en presencia del general Gueorgui Zhúkov, comandante en jefe de las tropas soviéticas en Alemania. De hecho, esta rendición fijaba a las tropas de la Wehrmacht el deber de rendirse «también» a las 23.01 horas del mismo día.

Durante todo este tiempo los líderes militares alemanes habían tratado de ganar tiempo vanamente para que los restos de varias unidades de la Wehrmacht huyeran lo más al oeste posible y evitaran así rendirse al Ejército Rojo, pero el alto mando de la Stavka soviética presionó para evitar esta maniobra de última hora y logró que las tropas alemanas aceptaran rendirse sin condiciones en la noche del 8 de mayo, sin importar el punto de Europa en donde estuvieran.

La rendición del 9 de mayo afectó de inmediato a las tropas de la Wehrmacht que aún se hallaban en la región central de Austria, así como en el norte de Eslovenia y Croacia, donde se hallaban respaldadas por fuerzas nacionalistas croatas. Al saber de la rendición incondicional, las fuerzas alemanas y sus aliados croatas o eslovenos trataron de huir hacia el noroeste para capitular ante británicos o estadounidenses en el sur de Austria y no ser capturados por los partisanos comunistas yugoslavos o por el Ejército Rojo. Esos esfuerzos motivaron una evacuación acelerada de las últimas zonas bajo control nazi, como los alrededores de Zagreb o Liubliana, pero al penetrar en territorio austriaco el mando militar británico rechazó tomar prisioneros a croatas o eslovenos y los devolvió a la Yugoslavia bajo control partisano.

La rendición se hizo efectiva también en las fortificaciones de la costa atlántica de Francia. Allí, en los puertos de La Rochela, Dunkerque, Lorient y Saint-Nazaire había tropas alemanas que no habían podido evacuarse oportunamente hacia el este tras el Desembarco de Normandía y que habían recibido la orden de Hitler de conservar a todo trance los puertos franceses del Atlántico para los submarinos de la Kriegsmarine. Otros enclaves de resistencia alemana eran las islas de Ré y de Oleron, que fueron bloqueadas y bombardeadas durante varios meses por tropas francesas y estadounidenses, mientras los sitiados se amparaban en sus fortificaciones. Aunque la isla de Oleron se rindió a los franceses el 30 de abril, las demás guarniciones alemanas de esos enclaves acordaron rendirse sólo tras confirmar la noticia de la capitulación incondicional en Berlín: el 9 de mayo se rindieron La Rochela, Dunkerque y la isla de Ré, al día siguiente capituló Lorient y el 11 de mayo Saint Nazaire.

La noticia de la rendición de Reims llegó a Occidente el 8 de mayo y las celebraciones brotaron a lo largo de Europa. En los Estados Unidos, los norteamericanos despertaron con la noticia y declararon el 8 de mayo el día V-E (Victory in Europe).

Las celebraciones ocurrieron de manera espontánea en algunos lugares, al faltar confirmación oficial de la rendición final del Tercer Reich. El diario Stars and Stripes, de las tropas estadounidenses en Europa, publicó la noticia en su edición del 8 de mayo, mientras que en horas de la tarde (por la diferencia horaria) se realizaron celebraciones espontáneas en Nueva York y Chicago. En la mañana del 8 de mayo hubo una concentración popular en Londres para celebrar el triunfo, mientras ocurrían similares conmemoraciones en París.

Mientras tanto en la Unión Soviética, al este de Alemania, hubo festejos espontáneos entre las tropas soviéticas desde la tarde del 8 de mayo, tras oír noticias de la radio estadounidense, pero el gobierno de Stalin exigió esperar a la rendición alemana celebrada en Karlshorst para aceptar celebraciones oficiales. Precisamente, según la hora de Moscú cuando la rendición militar alemana se hizo efectiva era ya 9 de mayo y en esa fecha se realizaron las celebraciones del triunfo en Moscú y otras ciudades soviéticas. La Segunda Guerra Mundial es conocida como la Gran Guerra Patriótica en Rusia, y éste país y muchos otros países europeos al este de Alemania, conmemoran hasta hoy el Día de la Victoria el 9 de mayo.