Hay dos personas caminando por el bosque y se encuentran con un oso. Una de ellas se pone de rodillas y se pone a rezar. La otra se ata los cordones de los zapatos...
La primera persona le pregunta a la segunda: "Querido amigo, ¿qué estás haciendo? No puedes correr más rápido que un oso."
La segunda persona le responde: "No tengo que hacerlo. Me basta con correr más rápido que tú."