En Australia, las fuertes tormentas mezclaron aire con agua de mar, que contenía un exceso de materia orgánica. Así, las proteínas y lípidos pudieron actuar de tensioactivos, como los utilizados en los detergentes para lavar la ropa. El resultado es este increíble e inofensivo baño de espuma que cubre playas y calles en las zonas costeras periódicamente cada ciertos años.