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miércoles, 12 de octubre de 2016

Misteriosas construcciones persas.


Un qanat es una infraestructura (de tipo minero) para la captación de una capa de agua subterránea y la abducción de agua hacia el exterior. Un qanat consiste en un conjunto de pozos verticales (de acceso y aireación) conectados a una galería de drenaje ligeramente inclinada para llevar agua a las cisternas o una exsurgencia. Para las poblaciones de las regiones áridas o semiáridas, un qanat constituye una fuente constante y estable de agua, independientemente de la estación, y permite, por ejemplo, la irrigación de cultivos agrícolas.



La técnica de los qanat se desarrolló en Persia en el I milenio a. C., y se extendió lentamente hacia el este y el oeste. Se encuentran qanat en el norte de África (Marruecos, Argelia, Libia), Oriente Medio (Irán), y al oeste de Afganistán, hasta la India y China. Históricamente, la mayoría de las poblaciones de Irán y otras regiones áridas de Asia y del norte de África dependían del agua suministrada por los qanats; las zonas posibles para nuevos asentamientos correspondían a los lugares donde era posible la construcción de qanats. La técnica y el nombre de qanat también se utilizaron en Sicilia, exclusivamente en Palermo, probablemente bajo la influencia de la ocupación árabe.
En primer lugar se cava un pozo principal (o pozo madre) sobre una colina, hasta alcanzar un acuífero o similar fuente de agua subterránea, cuya presencia es reconocible por la humedad de suelo. Luego se construye un túnel casi horizontal desde el pie de la colina hasta la fuente de agua. Debe poseer un ligero declive, para permitir el descenso del agua, por un lado, y su control y racionamiento, por el otro. Cuanto más largo es el qanat, menor debe ser su declive.



Aparte del pozo madre, se cavan pozos secundarios que unen el túnel horizontal con la superficie. Su objetivo es proveer ventilación para su construcción y mantenimiento, así como vía de acceso para los trabajadores, y de salida para la tierra retirada.
El agua desemboca generalmente en forma de cascada, y puede ser contenida por medio de represas y pequeñas lagunas artificiales. Desde allí, canales de riego llevan el agua hacia el área cultivable.
Debido a su (por lo general) carácter subterráneo, que previene la evaporación, el qanat es útil para transportar el agua a largas distancias, de hasta 70 km. Algunos tipos de qanat que utilizan zanjas profundas en lugar de túneles, sólo se aplican para distancias más cortas.
El qanat surgió hacia el 1000 a. C., probablemente en la antigua Persia, aunque también se ha señalado que podría ser originario de la península de Omán o del noreste de la meseta de Irán. De cualquier modo, los persas, cuya economía estaba íntimamente ligada al qanat, expandieron la nueva tecnología junto con sus conquistas, desde los oasis de Egipto hasta Bactriana.
Con la Ruta de la Seda el qanat echó raíces en Turpan (Turquestán Oriental), llegando finalmente a China. Bajo la dominación romana, se llevaron a cabo amplios proyectos de construcción en Siria y Egipto; a su vez han sido hallados restos hasta en áreas más alejadas, como Lyon o Luxemburgo. La conquista musulmana llevó al qanat a Sicilia y Andalucía, de donde pasó a la América Hispánica.
Actualmente, y a pesar de la existencia de nuevas técnicas, sigue siendo un importante método de irrigación. En Irán, hay alrededor de 20.000 activos. El mayor y más antiguo, situado en la ciudad de Gonabad, provee agua a 40.000 personas.
Existen también algunos en España, especialmente en el Sudeste peninsular y en Canarias, por ejemplo los situados en los municipios de Crevillent, en la provincia de Alicante, o en Puerto Lumbreras en la Región de Murcia, fronterizo con la Comunidad Autónoma de Andalucía, en otras zonas los podemos encontrar en Zamora, como el de Fuentelapeña del siglo IX y descubierto en diciembre de 2006, o los famosos viajes de agua que abastecían Madrid.