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martes, 21 de febrero de 2017

NO ∞ DO



El rey Alfonso X, el Sabio era un hombre de letras, culto e instruido, bajo cuyo reinado florecieron todas las clases de ciencias y arte de la época, sin distinción de credo o religión. Obras suyas fueron las Tablas Alfonsíes, el Código de las Siete Partidas, el Libro del Saber de la Astronomía, El Lapidario y Las Cantigas e loores a Nuestra Señora.
Sin embargo, parece ser que el pobre estaba canino de números. No sabía demasiado del arte de gobernar, la economía o la administración pública, lo que llevó al descontento general. Tal fue así, que su propio hijo Sancho, apoyado por su madre, doña Violante, esposa del Rey, se alzó en armas, unos dicen que para salvaguardar la unidad del reino y otros que por mera ambición de poder.
A raíz de aquello, las gentes se dividieron en dos bandos: los que apoyaban al rey Alfonso y los que seguían a su hijo, el príncipe Sancho. Poco a poco, y sin casi necesidad de lucha, Sancho se fue haciendo con todo el reino.
Sin embargo, generosamente, no quiso atacar Sevilla, ciudad en la que el rey Alfonso, ya viejo y enfermo, se había refugiado. En esta ciudad pasó el monarca sabio los últimos días de su vida, arropado por algunos fieles nobles y eclesiásticos, y por todo el pueblo sevillano que, a través de su Ayuntamiento, se manifestó fiel al anciano rey y se dispuso a servirle en todo.
Como signo de gratitud a esta lealtad concedió, en 1.283, al Ayuntamiento de Sevilla un símbolo a modo de lema, formado por las sílabas NO y DO con una madeja en medio.

Así la lectura de este criptograma es NO-MADEJA-DO, expresión fonética de la frase NO ME HA DEJADO, con la que el rey quería agradecer a la ciudad de Sevilla el hecho de que no le hubiera abandonado.
Otra versión del origen del NO-DO explica que esta expresión fue dicha por el rey Fernando III tras la conquista de la ciudad de Sevilla a los árabes, refiriéndose a la ayuda divina de la Virgen María.

Existe otra teoría que relaciona este símbolo con el nudo gordiano de Alejandro Magno, donde el "8" seria el mencionado nudo y "Nodo" sería "nudo" en latín.




Este relieve está situado en el Patio del Asistente, uno de los pequeños patios interiores de los Reales Alcázares.
Hay que tener en cuenta que el símbolo NO-DO aparece en otras ciudades europeas que tuvieron relevancia religiosa durante la Edad Media (como Londres), significando estas siglas "El nombre de Dios" (Nomen Domini, en latín). Así el símbolo ∞ intercalado entre estas siglas no sería una madeja, sino un nudo (nodus en latín).

En su reciente libro, “El NO∞DO de Sevilla. Significado y origen”, el político, economista y escritor Emilio Carrillo nos propone otra teoría. La línea de investigación que sigue consiste en rastrear “hacia atrás” la figura del NO-DO. En este punto, Carrillo asegura que "la reproducción más antigua que se conserva está en el Ayuntamiento hispalense y data de 1.533". Igualmente, afirma que "hay constancia documental sobrada para poner de manifiesto que el símbolo estuvo presente en otros edificios más antiguos, pero que desaparecieron con el paso del tiempo". Así, está recogido que en 1.438 ya figuraba en el Cabildo Viejo de la ciudad, situado en aquellos tiempos en el Corral de los Olmos, junto a la Puerta de los Palos de la Catedral.

La conclusión del libro de Carrillo es que Alfonso X "tuvo una obsesión durante toda su vida, que no fue otra que convertirse en el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico", y agrega que, de 1.254 a 1.275, "peleó por ello", y el NO-DO "representa la unión de esfuerzos y voluntades en torno a Alfonso X como candidato a Emperador".


Escudo realizado en yeso y situado en la capilla del Palacio de San Telmo.

Subida al Monte Gurugú, en el Parque de María Luisa.


Escudo de la ciudad y emblema del NO-DO bajo el reloj del Ayuntamiento.



Emblema del NO-DO en el monumento a Manolo Caracol (Alameda de Hércules).


El Ayuntamiento, adornado para la procesión del Corpus Christi.