Yoshinori Ohsumi usó la levadura para identificar los genes esenciales de la
El biólogo celular japonés Yoshinori Ohsumi recibió el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre el modo en que las células reciclan su contenido, un proceso conocido como autofagia (término derivado del griego que significa “autoalimentación”).
¿Podemos regenerar nuestro cuerpo y hacerlo más joven?
Un aparato que consigue hacerte la vida más fácil es un robot aspirador. Te mantiene la casa limpia sin necesidad de recurrir a la escoba. Lo puedes programar para que a una hora determinada comience a funcionar, recorra la casa limpiando, vuelva a su base y se apague sólo.
En nuestro cuerpo tenemos algo muy parecido. Aunque no sólo se encarga de eliminar la suciedad. También es capaz de transformar todo aquello que sea un desecho de las células de nuestro cuerpo para convertirlo en materia útil. Este robot que aspira y recicla al mismo tiempo se llama lisosoma. Es como el sistema digestivo del cuerpo.
El científico que descubrió los lisosomas fue el belga Christian de Duve y ganó por ello el Nobel de Medicina en 1974. También acuñó el término de autofagia para definir los procesos que realizan los lisosomas.
¿Que sucede cuándo la célula tiene hambre o necesita energía?
¡Traed madera! grita Groucho Marx en la película «Los hermanos Marx en el oeste». Su hermano se dedica a llevarle todo la madera que puede, destrozando partes del tren que no son imprescindibles, para poder alimentar la caldera y que pueda aumentar la velocidad.
Lo mismo hace el cuerpo cuando necesita energía y no tiene de donde sacarla. Recurre a la autofagia.
Se deshace de lo que no es absolutamente necesario en la célula para convertirlo en energía y poder sobrevivir.
Entre lo prescindible de la célula, tenemos componentes «defectuosos» o tóxicos como las proteínas viejas. Los lisosomas se encargan de transformarlas en otras proteínas jóvenes y sanas.
Poder deshacernos de partes disfuncionales de la célula es clave para no desarrollar enfermedades:
Enfermedades degenerativas como el Alzheimer por acumulación de mitocondrias disfuncionales
Desarrollo de tumores o eliminación de células cancerígenas
Cardiomiopatías
Enfermedades cardiovasculares
Enfermedades de Crohn
Enfermedades infecciosas
Diabetes tipo 2
Parkinson
Enfermedades como fibrosis quística
Enfermedades mentales como transtornos bipolares o esquizofrenia están relacionados con la autofagia
La autofagia por tanto realiza una doble función.
Por una parte, elimina partes de la célula que ya no son útiles o que pueden resultar perjudiciales para nuestra supervivencia. Por otra, se aprovecha de este proceso de eliminación para producir energía.
La autofagia es necesaria para cualquier mamífero. En estudios sobre ratones, eliminar el gen primordial en el desarrollo de la autofagia, provoca su muerte al poco de nacer. Es un proceso imprescindible para el equilibrio del cuerpo.
Cuando envejecemos se generan orgánulos defectuosos y la autofagia se encarga de actuar como un mecanismo de control de calidad para eliminarlos.
Por tanto, si la autofagia funciona bien, las células tendrán una larga vida, pero, si se desequilibra, se acelera el deterioro celular y el envejecimiento.
Es la diana terapéutica sobre la que incidir para curar enfermedades en un futuro. Sobre todo en enfermedades neurodegenerativas, ya que no hay terapias eficaces para tratarlas. Poder conseguir disminuir la concentración de las sustancias tóxicas mediante la sustitución del contenido de las células gracias a a la autofagia, serviría para retrasar el inicio o el avance de la enfermedad.
La autofagia clave en la ciencia de la Juventología
El término Juventología lo acuñó el biólogo celular Valter Longo para referirse a la ciencia que estudia cómo mantenerse joven en el tiempo.
Cuándo la autofagia comienza a fallar, es el momento en que nuestras células empiezan a envejecer. Se produce una acumulación de residuos en el interior de las células madre que supone su envejecimiento y la pérdida de su capacidad regenerativa.
Poder restablecer el mecanismo de la autofagia puede revertir la senescencia de las células y convertirse en el elemento regulador en la muerte de las células madre.
Conseguir mantener la autofagia de las células a medida que cumplimos años puede ser el santo grial de la Juventología.
La restricción calórica y la autofagia
Está demostrado, en estudios realizados sobre animales y sobre personas, los beneficios que la restricción calórica trae consigo para frenar el envejecimiento y disminuir los factores de riesgo de las enfermedades asociadas.
En un estudio que realizó Valter Longo sobre levaduras realizó 2 importantes descubrimientos:
Si se las mantenía vivas a base de agua, vivían el doble de doble de tiempo que otras que sí tenían nutrientes.
El azúcar es el nutriente que hace que envejezcan y mueran más pronto.
La restricción en el consumo de proteínas y azúcares, reduce la actividad del receptor de la hormona del crecimiento y de otros genes que aceleran el proceso de envejecimiento.
La restricción calórica también se ha demostrado que es efectiva para aumentar la longevidad en unos pequeños primates, los lémur ratón. En un
reciente estudio realizado, se les redujo la ingesta de calorías en un 30% con respecto a la habitual en esta especie y los resultados son fantásticos:
Se pasó, de los 6,4 años de esperanza de vida que tiene la especie, a 9,6.
Aumento en la longevidad máxima con 11,3 años (a día de hoy ya que sigue vivo).
Conservación de las capacidad cognitivas y motoras.
Reducción de patologías asociadas al envejecimiento como la diabetes o el cáncer.
Retraso en la atrofia de la materia blanca del cerebro responsable de transmitir información entre partes del cerebro.
Los que siguieron la dieta con la restricción calórica son, por tanto, morfológicamente más jóvenes que otros primates de su misma edad.
Otro estudio realizado sobre humanos durante 2 años gracias al programa
NATURE, concluye que la restricción calóricaconduce a un menor estrés oxidativo, con el consiguiente retardo en el envejecimiento. También se demostró que se consigue una menor resistencia a la insulina y una reducción a la leptina, relacionadas con el aumento de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
La restricción calórica retrasa el envejecimiento y la mejor manera que tenemos a día de hoy para estimular la autofagiaes mediante el ayuno.
Pero el ayuno presenta una serie de inconvenientes que hace desistir de la idea de ponerlo en práctica a muchas personas:
Trabajar sin casi calorías en el cuerpo, sobre todo cuando la actividad física es importante, resulta complicado.
La sensación de hambre que provoca no la aguantan todas las personas.
Puede provocar dolores de cabeza por la falta de sal.
Si padeces alguna enfermedad y no estás bajo supervisión médica puedes ser peligroso realizar el ayuno.
La solución para mitigar estos efectos indeseados es practicar la Dieta que Imita el Ayuno de Valter Longo. Tiene una serie de ventajas muy importantes con respecto al ayuno tradicional:
Es tan eficaz como el ayuno.
Agrada a la mayoría de las personas porque aporta muchos componentes.
Proporciona suficientes calorías para realizar nuestra actividad diaria.
No pases casi hambre.
Tiene los beneficios de realizar una alimentación 100% vegetal.
No tiene efectos colaterales.
La Dieta que imita el Ayuno cumple con su principal función: estimular la autofagia
Esta Dieta, por tanto, provocará la descomposición y regeneración de las células y matará a las que están dañadas. Además, se produce un aumento transitorio en sangre de las células madre en circulación.
Experiencia personal practicando la Dieta que Imita el Ayuno
He practicado el ayuno tradicional y he padecido todos los inconvenientes que trae consigo.
Sin embargo, mi experiencia personal con la Dieta que Imita el Ayuno es muy positiva.
Te permite sentarte a comer con tu familia o llevar un tupper y comer en el trabajo. Además comes bastante cantidad de alimentos, ya que tienen pocas calorías al ser de origen vegetal.
No es lo mismo pasarte días tomando nada más que agua, que comer un plato de setas, brécol, zanahorias, tomates, calabaza o frutos secos.
Además puedes realizar ejercicio suave como ir caminar a paso rápido y por supuesto ir a trabajar sin estar pensando en la comida de forma constante con dolor de cabeza.
La precaución a tomar es pesar los alimentos y saber que calorías tienen, para no pasarte de las recomendadas, 1.100 el primer día y 800 los cuatro días siguientes.
Cuando termines, hay que minimizar la ingesta de carne y pescado. Comer pasta, verdura, pan, cereales, zumos o frutos secos.
Los efectos que he notado realizando la Dieta que imita el Ayuno son los siguientes:
Pérdida de peso (4 kg. grasa abdominal en un ciclo de 5 días)
Menos somnolencia y un sueño más reparador.
Piel más lustrosa.
Más energía, sobre todo por la tarde.
Menos ansiedad.
También me ha servido para bajar la tensión arterial y el colesterol.
Es la solución ideal si no podemos pagar una estancia en una clínica para realizar el ayuno de una semana bajo supervisión médica, como la True North Clinic en California o en el Hospital Charité de Berlín.
Ten en cuenta que según tus condiciones particulares -enfermedades, embarazo, peso- puedes realizar o no la Dieta que Imita el Ayuno. Tienes más información al respecto en este otro
artículo del blog.
¿Existe alguna forma alternativa de estimular la autofagia?
Investigadores del todo el mundo están estudiando como conseguir que el proceso de autofagia se reactive sin ser a través del ayuno o la restricción calórica.
En un
estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid, se ha conseguido potenciar la capacidad de nuestras células para activar la autofagia a través del principal componente del cannabis, el THC, en estudios in vitro en ratones.
En dicho estudio, han utilizado células de un tumor cerebral muy activo y las han inducido a la autofagia de dos formas diferentes:
Ayuno, que provoca la potencia la autofagia protectora.
THC, que provoca una autofagia más agresiva y conduce a la muerte de las células tumorales.
Velasco, investigador y autor principal del estudio, se muestra muy esperanzado en que haya nuevas terapias antitumorales basadas en la activación de la muerte de las células tumorales a través de la autofagia.
Por lo pronto en ratones funciona, tengamos esperanza en que en humanos tenga el mismo efecto.
La Juventología, o la ciencia de volver a ser más jóvenes, está siendo financiada por grandes fortunas en EE.UU. Tratar el envejecimiento como una enfermedad y encontrar una cura, es el objetivo de muchos científicos a día de hoy.
Hay más de 650 centros de investigación en todo el mundo dedicados al estudio de la longevidad. La industria relacionada se ha unido a través de Longevity Internacional y su primer informe tiene la friolera de 759 páginas.
Si estás interesado en tener el informe puedes
descargarlo aquí, está en inglés, si te interesa en español te puedes suscribir al blog y te lo envío traducido.
Industria Ciencia de la Longevidad
Sabemos que la restricción calórica y el ayuno -sobre todo la Dieta que Imita el Ayuno de Valter Longo-, es el camino a seguir para aumentar la esperanza de vida, retrasar el envejecimiento y las enfermedades asociadas.
Para ello, no nos queda otro remedio que comer menos, sobre todo proteínas, y comida que tenga menos calorías, incidiendo en las de mayor poder antioxidante.
En el libro que he publicado en Amazon tienes una guía para conocer con detalle cómo seguir la Dieta que Imita el Ayuno.
Los científicos están trabajando para poder disponer de medicamentos que produzcan los mismos efectos que la restricción calórica y el ayuno pero sin cohibirnos de comer nada. De aquí saldrá un futuro premio Nobel de Medicina.