A pesar de los continuos esfuerzos nacionales e internacionales para mejorar las perspectivas económicas y demográficas, Bangladés sigue siendo una nación en desarrollo. Su renta per cápita en 2010 es de US$ 590, en comparación con el promedio mundial de US$ 10.200.3 La propiedad de la tierra es desigual; el 60 % del terreno está en manos del 16 % de los propietarios; la mayor parte del alimento producido en el país es consumido en el extranjero, debido a lo que se ha señalado como una alianza entre los terratenientes y la industria exportadora.
Debido a los bajísimos costes laborales en el país, dada la alta tasa de pobreza y la baja o inexistente protección social, las principales compañías textiles multinacionales están instaladas en Bangladés. Desde 2005 se han producido al menos 700 muertes de trabajadores por incendios en fábricas.
De esta forma, por vía Bangladesh de relaciones laborales, se conoce la caída de los salarios, eliminación de la intermediación entre empresario y trabajador y sometimiento pleno a los designios del primero. Por este motivo, EE.UU. podría de suspender los beneficios comerciales de Bangladesh por las malas condiciones de trabajo y seguridad de los trabajadores.
El yute fue una vez el motor económico del país. Su participación en el mercado de las exportaciones alcanzó su punto más alto en la Segunda Guerra Mundial y a finales de la década de 1940 representaba un 80 % de las ganancias de exportación, e incluso a principios de la década de 1970 todavía representaba el 70 % de esa cifra. Sin embargo, en todo el mundo los productos de polipropileno comenzaron a utilizarse como sustituto de los productos de yute, y esta industria comenzó a declinar. Bangladés también cuenta con importantes cantidades de arroz (chaul), té (cha) y mostaza, todos ellos productos de exportación.
A pesar de que dos tercios de la población se dedica a la agricultura, más de las tres cuartas partes de los ingresos de exportación proceden de la industria textil, la cual comenzó a atraer a los inversores extranjeros en la década de 1980, debido en gran parte a la mano de obra barata y a los bajos impuestos. En 2002, esta industria exportó más de cinco mil millones de dólares en productos y actualmente emplea a más de tres millones de trabajadores, de los cuales el 90 % son mujeres. Una gran parte de las ganancias de las divisas del país también provienen de las remesas enviadas por los bangladesíes que viven en el extranjero.