lunes, 4 de enero de 2016
Pierce Arrow Automoviles (1901-1938)
Entre las numerosas marcas de automóviles de prestigio que destacaron hasta finales de los años treinta, Pierce Arrow formaba parte de las más codiciadas. Sus productos estaban dirigidos a jefes de Estado, grandes industriales y políticos influyentes. El Silver Arrow (Flecha de plata) no fue una excepción a la regla.
Uno de los mejores coches de lujo de la pre-guerra, siendo altamente cotizado por los coleccionistas hoy en día.
El “Silver Arrow” o “Flecha de plata” fue concebido por Phil Wright, un joven diseñador de la General Motors. En 1932, en plena depresión, Roy Faulkner, recuperó un diseño inacabado de su amigo y antiguo colega Phil Wright.
Los dos habían trabajado antes para la E. L. Cord, y Faulkner, ahora vicepresidente de ventas de la Pierce Arrow, reconoció rápidamente la belleza del concepto futurista de Wright.
El diseño fue retocado y acabado, y un equipo dedicado de trabajadores construyó en un período de dos meses un total de 5 unidades.
Esta obra maestra inspirada en la aerodinámica cautivó al público en 1933, tanto en el “New York Auto Show” como en el “Chicago World’s Fair”.
El coche incorporaba muchísimos aspectos modernistas. Estaba propulsado por un potente motor V12 delantero de 7566 cc y 175 hp capaz de alcanzar una velocidad superior a las 115 millas por hora, la tracción era trasera, los frenos de tambor actuaban sobre las cuatro ruedas, poseía una caja de cambios manual de 3 velocidades, pesaba 1800 Kg. y su desorbitado precio de venta estaba marcado en 10.000 dólares.
En 1934, como alternativa más práctica y económica, Pierce Arrow introdujo una producción limitada de un denominado "Silver Arrow" que conservaba al menos un poco del espectacular coche de 1933. Este nuevo coche dotado de un motor menos poderoso de 8 cilindros, tenía un precio más realista de entre 3.500 y 3.900 dólares. No obstante no podía compararse con el espectacular modelo de 1933, que había quedado como un icono para el futuro.
Muchos de los elementos innovaciones de diseño aportados por el “Silver Arrow” de 1933 tardaron años en ser utilizados habitualmente en la industria del automóvil. Este coche quedó como uno de los diseños más excepcionales de los años 30 y uno de los grandes ejemplos del coche como arte.