En la década de 1950, la ciudad subterránea de Burlington se construyó en Gran Bretaña para albergar a 4.000 funcionarios gubernamentales clave en caso de un ataque nuclear.
La ciudad tiene casi 100 km. carreteras, parking eléctrico, enfermería, panadería, lavadero, dos cocinas amplias y áreas de servicio, central telefónica, trasteros, biblioteca, talleres, lago subterráneo para abastecimiento de agua potable, pub privado, un centro de comunicaciones desde el cual el primer ministro se dirigiría a la nación y el ferrocarril para transportar a la familia real.
El hecho de la existencia de la ciudad no fue conocido por el público hasta 2004.