En 1850 Joel Houghton patentó la idea de fabricar un lavavajillas que nunca se llevó a cabo. Unos treinta años después, una mujer patentaría y construiría ella misma la primera máquina para lavar platos de manera mecánica. Esa mujer, Josephine Cochrane, fue una dama de la alta sociedad quien, gracias a su ímpetu y su determinación, puso en el mercado uno de los aparatos domésticos que hoy en día no falta en muchos de nuestros hogares.
Josephine Garis Cochrane nació el 8 de marzo de 1839 en el condado de Ashtabula, en Ohio. De su infancia se sabe muy poco, solamente que vivió buena parte de su infancia junto a su padre, John Garis, entre Ohio e Indiana. Huérfana de su madre, llamada Irene Fitch, y con su única hermana lejos de casa, Josephine se crió junto a John, un ingeniero hidráulico que a buen seguro inculcó en su hija el interés por la mecánica y la ingeniería.
Tras estudiar en la escuela, Josephine vivió un tiempo con su hermana en Illinois hasta que contrajo matrimonio. Tenía diecinueve años cuando Josephine se casó con William Cochran, un hombre de negocios dedicado también a la política del que adoptó su apellido añadiéndole una "e" al final.
La señora Cochrane se convirtió pronto en una dama de la alta sociedad y una perfecta anfitriona. En sus largas y continuas veladas había mucho trabajo por hacer, entre otras cosas, limpiar los múltiples platos que se ensuciaban. Evidentemente ella no hacía aquella tediosa tarea reservada al personal de servicio de su casa pero la ruptura de muchas piezas de su lujosa vajilla empezó a suponer para ella un problema, sobre todo si tenemos en cuenta que algunos de los platos de los que disfrutaban sus invitados era porcelanas chinas del siglo XVII.
Mujer emprendedora y defensora de la máxima "si quieres algo, hazlo tú mismo", decidió diseñar una máquina que lavara su suntuoso arsenal de cocina. Dentro de una caldera de cobre dispuso una rueda con una serie de compartimentos con cables en los que cupieran a la perfección platos, vasos y otros utensilios. Dicha rueda se movía gracias a un motor mientras entraba y salía por distintos conductos agua con jabón. Había nacido la conocida como "Lavavajillas Cochrane".
Pronto la invención de su artilugio llegó a oídos de distintos hoteles y restaurantes de la zona que obligaron a Josephine a patentar y fabricar de manera más o menos masiva su nuevo invento, presentado de manera oficial en la Exposición de Chicago de 1893 donde ganó el premio al mejor invento.
Josephine Cochrane fundaría la Companía Garis-Cochran que sería uno de los remotos orígenes de la empresa Whirpool.
Josephine Cochrane fallecía el 3 de agosto de 1913.