Desde el espacio, la atmósfera de Saturno parece tranquila y serena, pero en realidad el tiempo de Saturno es monstruosa. La velocidad de los vientos en algunos lugares alcanza 1.800 kmh (500 m / s), lo que es significativamente más grande que Júpiter -hasta 600 km / h (170 m / s), pero menor que la de Neptuno - 2200 kmh (600 m / s) .
Usando una sonda a distancia y un telescopio gigante, los astrónomos han revelado por completo la cólera de una tormenta tan grande que rodea Saturno, un planeta casi diez veces mayor en tamaño que la tierra.
Los astrónomos llevan observando esta tormenta del hemisferio norte desde diciembre de 2010, momento en que una gran columna de gas surgió de la superficie de la esfera gaseosa que conforma Saturno.
Este fenómeno se ha extendido desde entonces debido a vientos con dirección este que soplaban a 100 metros por segundo. Sin embargo, hasta ahora se sabía muy poco sobre cómo funcionaba esta tormenta, sobre su profundidad y sobre cómo afecta al planeta anillado.
Pero ahora, un estudio reciente, publicado el jueves en la revista Ciencia, indica que la tormenta de Saturno tiene una altura de unos 600 kilómetros, según lo observado tanto por la sonda Cassini de la NASA como por el Telescopio Muy Grande (VLT) desplegado por el Observatorio Europeo Austral en Chile.
A modo de comparación, las tormentas de la Tierra normalmente alcanzan una altura de, como mucho, 20 kilómetros, y ninguna de ellas rodean el planeta por completo, a pesar de su reducido tamaño en comparación con el de Saturno.
"Es complicado comparar esta tormenta con algo de la Tierra. Es sencillamente gigantesca”, afirmó el director del estudio, Leigh Fletcher, científico planetario en la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
La sonda Cassini, que lleva orbitando Saturno y observando su variopinto sistema lunar casi siete años, dio las primeras señales de alarma de una tormenta en proceso de formación en diciembre de 2010. Fue entonces cuando se obtuvieron unas extrañas interferencias en la señal de radio (indicio de un despunte en la actividad eléctrica) que salían de la columna emergente de metano, etano y otros gases que conforman la tormenta.
No obstante, en ese momento la sonda no fue capaz de analizar las capas más profundas de la tormenta, ya que el dispositivo necesario, llamado espectroscopio infrarrojo termal, debe programarse con meses de antelación.
Sin embargo, se presentó una segunda oportunidad en enero de 2011, así que Fletcher sacó la caballería. Convenció a los operadores del Telescopio Muy Grande para que monitorizaran las temerpaturas de la tormenta en alta resolución, a la vez que Cassini observaba la tempestad en infrarrojo, lo que permitió a los expertos deducir la velocidad de los vientos y la estructura de la tormenta.
La combinación de estas observaciones sugiere que la tormenta surgió de una capa de nubes de lluvia presente 300 kilómetros por debajo del límite exterior del gigantesco planeta de gas. Esta capa nubosa provocó la emisión de gases con temperaturas 20 grados centígrados más altas de lo normal.
Saturno "lleva girando desde que se formó, hace miles de millones de años, y el calor producido por dichos giros calienta el gas y hace que suba”, afirmó Fletcher. “Esta tormenta lleva formándose millones de años”.
La superficie gaseosa de Saturno realiza una rotación completa cada diez horas, pero el planeta tarda unos 30 años en rodear el Sol y, dado que Saturno está inclinado hacia éste, al igual que la Tierra, tiene estaciones (con una duración de 7,5 años cada una).
La monstruosa tormenta coincidió con el comienzo de la última primavera del segundo planeta más grande, y dio lugar a una oportunidad sin precedentes.
"Durante la última primavera de Saturno, no teníamos este tipo de maquinaria disponible”, añadió Fletcher. “Va a ser interesante realizar un seguimiento a esta tormenta y ver si su dinámica se aplica a otros grandes planetas gaseosos, como Júpiter, Urano y Neptuno”.